domingo, 25 de mayo de 2014

La Macarena causa el delirio por las calles de Sevilla camino de la Catedral

Lo vivido ayer en Sevilla no tiene palabras para poder ser descrito. Una sensación que ninguno de los que formamos parte de este equipo humano habíamos vivido y más si es la Virgen de la Esperanza Macarena la protagonista.
Ayer Sevilla se echó a la calle para acompañar a la Señora de Sevilla. Un gran multitud de personas esperaba ya a falta de dos horas en la Resolana y las inmediaciones de la Basílica la salida de este traslado de la Esperanza a la Catedral para celebrar el L Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen.
El júbilo estallo cuando Antonio Santiago, capataz del paso de palio, mando levantar el paso para sacarlo a la calle. Cuando el corneta de la Banda del Carmen de Salteras dio comienzo al Himno Nacional todo se desbordó. El tiempo no lo marcaba el reloj sino eran los compases de las caídas del palio de Rodríguez Ojeda al movimiento de sus costaleros.
En el atrio comenzó el delirio. 50 años de una marcha, 50 años desde que Pedro Braña regalase este himno a la corporación y con Coronación de la Macarena salió del atrio para dirigirse a su Arco. Le siguió Macarena del maestro Abel Moreno y como no, Pasa la Virgen Macarena para llegar hasta su arco. Un sinfín de marchas, todas muy aplaudidas como si la Señora no hubiese salido nunca. Lágrimas, llantos de emoción y Ella siguió adelante muy poco a poco buscando su barrio.

Una procesión de la Macarena no se concibe sin su calle Parras. Petaladas, sevillanas, calles exornadas para la ocasión y la gente que impedía que ella anduviese. Ni la policía que iba de escolta pudo hacer nada para evitar el retraso que superó las 2h30 una vez que paso la puerta de San Miguel de la Catedral.
Llegaría a la calle Feria. Saludo a la parroquia de Omnium Sanctorum y a las hermandades que allí residen. Siguió calle Feria arriba y llego hasta nuestra primer punto de encuentro justo antes de llegar a la plaza de Montesión.
Un cortejo que abría la Centuria Romana de la Macarena (sin ir ataviados de romanos) con sus sones clásicos y exclusivos de cornetas y tambores. Y tras la Cruz de Guía más de mil hermanos distribuidos en ocho tramos hasta que se consiguió vislumbrar el palio de la Esperanza. Los nervios podían con nosotros y todavía ni se veía. Tan solo se escuchaba el tambor –más bien redoble- característico de la banda del Carmen de Salteras. Sones de Virgen del Subterráneo para llegar al cruce con Correduría y seguría nuevamente con la magia del maestro Gámez Laserna y su Pasa la Virgen Macarena. Impresionante la cantidad de personas que iban delante del paso de palio. Los capataces no podían sobrepasar las maniguetas y arengaban a sus hombres pegados a los faldones. Y Ella preciosa vestida. Una conjunción perfecta. Tampoco se me olvidará nunca esa imagen de ese palio alejándose hacía la capilla de Montesión. Simplemente espectacular.
Llegaba a esta capilla (donde no iba a entrar) y al final si lo hizo. De igual manera ocurrió en San Juan de la Palma (está vez ya si preparada) donde se vivieron momentos de verdadera angustia entre la bulla y el palio que tenía que entrar en la iglesia. Allí estaba la Amargura, sin san Juan, a los pies del presbiterio.  Se vivieron momentos inolvidables contemplando cómo se miraban, cara a cara, frente a frente, la Esperanza y la Amargura. Como en 1964. Las dos primeras imágenes coronadas de Sevilla.
Delirio también en Santa Ángela de la Cruz, el convento de estas monjitas que a su paso siempre le cantan a la Esperanza con sus voces celestiales y que a uno les hace sobrecogerle siempre que las escucha. Ante una plaza de la Encarnación repleta, donde en las escaleras del mirador no cabía un alfiler paso la Virgen camino de la Anunciación, un templo muy simbólico para la corporación de la Madrugada volviendo a entrar en este templo con los sones de Virgen del Valle y llegando a los pies de la misma.
Siguió el recorrido buscando la Campana y luego la calle Tetuán. Y en la Plaza de San Francisco, con más de dos horas de retraso que hizo que mucha gente desistiese de esperar el paso de la Virgen, alfombra de sal marismeña de Sanlúcar de Barrameda, verde Esperanza, para que la Madre de Dios pasase por ella y la Corporación Municipal se rindiese a sus pies.
Pasadas las 1h30 de la mañana de hoy, día 25 de Mayo, la Esperanza se adentraba en el primer templo sevillano, donde hoy ya puede recibir el beso de todos los fieles y devotos en la parroquia del Sagrario, como antesala del Triduo Extraordinario que celebrará en el Altar del Jubileo para el sábado que viene ir a la Plaza de España en primer lugar, al Rectorado en segunda instancia y volver a su basílica ya en horas próximas a la amanecida del 1 de Junio.
Sin duda una jornada la de ayer que no olvidaremos en mucho tiempo por lo que junto a la Esperanza pudimos vivir por las calles sevillanas. 

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